Por su forma y tamaño se piensa que este curioso ejemplar lítico era parte de vestigios prehistóricos que permanecieron largo tiempo sobre el territorio, hipótesis que tomo más auge al encontrarse el Toro de Riaza, toro ibérico, en las inmediaciones.
Se piensa que esta roca debió ser un hito, o menhir, colocado junto al camino que recorrían las gentes para llevar sus difuntos al paraje de Riaza, donde le daban sepultura.